La arquitectura mediterránea y la tradición del barro cocido
¿Qué caracteriza a la arquitectura mediterránea y por qué resulta tan fascinante y evocadora? Nos aproximamos a este estilo arquitectónico y exploramos el papel del barro cocido en él.
Si algo resulta fascinante acerca de la Arquitectura es el hecho de que esta cambia en función de la región del mundo donde nos encontremos. En este sentido, la arquitectura de un país nos proporciona información sobre el paisaje, el clima e incluso el estilo de vida de las personas que lo habitan. La arquitectura mediterránea, concretamente la de España e Italia, es una de las corrientes arquitectónicas que más se han exportado a otros países.
Arquitectos como Addison Mizner en Florida o Bertram Googhue en California, llevaron las grandes villas mediterráneas a sus propios climas costeros a principios del siglo XX. A día de hoy continúa siendo un estilo muy popular en estas zonas de la geografía norteamericana.
It is my plan to create a city that is direct and simple… To leave out all that is ugly, to eliminate the unnecessary, and to give Florida and the nation a resort city as perfect as study and ideals can make it.– Addison Mizner.
El mar Mediterráneo: fuente de culturas
Con aproximadamente 2,5 millones de km² y 3860 km de longitud, el Mediterráneo es el segundo mar interior más grande del mundo. La etimología de su nombre proviene del latín Mar Medi Terraneum, cuyo significado es el mar en el medio de las tierras. Este significado es autoexplicativo, pues el Mediterráneo baña las costas de veinticinco países. De Italia a Turquía por el norte, de Líbano a la Franja de Gaza por el oriente, y de España a Marruecos por el sur. Además, cuenta con sus propias naciones mediterráneas: Malta y Chipre.
La riqueza cultural de todos estos países reside en las diferencias esenciales entre ellos. Estas diferencias tienen que ver con la religión, la historia y la política de cada uno. Sin embargo, son muchas las similitudes en cuanto a estilo de vida y a la personalidad de las gentes mediterráneas, que aman la vida en comunidad. Por ello las aldeas, pueblos y ciudades mediterráneas se organizan de manera grupal con construcciones encaladas separadas por laberintos de estrechas calles.
La vivienda mediterránea
En la arquitectura mediterránea encontramos muchos subtipos diferentes, aunque, de nuevo, con muchas similitudes como pueden ser el aprovechamiento de la luz y los espacios donde el agua es protagonista.
Específicamente, en el exterior de la vivienda mediterránea destacan fachadas extensas y simétricas, exteriores de estuco, techos de tejas de pendiente baja, puertas y ventanas arqueadas, balcones y rejas de hierro forjado, jardines o patios. En cuanto al interior, encontramos planos de planta rectangular, techos altos y el uso intensivo de materiales naturales como la madera y el barro cocido. Estas viviendas están tradicionalmente diseñadas para que fluya la brisa y hacer más llevadero el calor mediterráneo durante los meses de primavera y verano.
La luz de la vida costera
Una de las sensaciones que se tienen en una casa tradicional mediterránea es la de tener el mar cerca. Produce reminiscencias de la vida tranquila y pausada, las siestas, las comidas interminables. En definitiva, cuentan con el atractivo de estar todo el año en una casa de vacaciones en la que el sol y el calor parecen estar esperando en cualquier rincón. Estas emociones funcionan como un incentivo para que estas viviendas se repliquen en otras latitudes. Basta con un clima y una orografía parecida, pero sobre todo, es necesaria la luz.
Es este, sin duda, el elemento protagonista. El aprovechamiento de la luz natural en la arquitectura mediterránea tiene una gran importancia, por ello las construcciones se orientan hacia el sur. Además, el blanco es el color distintivo de este tipo de casas, así como el predominio de las líneas horizontales frente a las verticales y la numerosas puertas y ventanas.
El barro cocido en la arquitectura mediterránea
Los materiales en la vivienda mediterránea son tradicionalmente orgánicos: mimbres, madera, barro cocido… y están estrechamente ligados a las tradiciones artesanas de esta zona.
En cuanto al barro cocido, desde que fuera introducido su uso constructivo en la Península Ibérica por los griegos en el siglo VII a.C., se han producido numerosos cambios en su producción relacionados con los avances tecnológicos y la propia evolución de las necesidades sociológicas y de consumo. Sin embargo, en todobarro hemos optado por conservar intacta la esencia ancestral de las baldosas y los azulejos artesanales de barro, respetando la técnica de elaboración manual y la producción de siempre.
En el estilo mediterráneo no existe un material más apropiado que el barro, utilizado en paredes y suelos que reflejan bellas tonalidades terrosas o esmaltes delicados. Se trata de un material natural, sostenible y muy atractivo que, no nos cabe duda, está diseñado para ser vivido y disfrutado.