Cabecero de baldosas de barro, según Júlia Brunet

En una cuadra reformada que es una maravilla la mires por donde la mires, encontramos un original uso de nuestro conjunto Mondrian, uno de nuestros formatos combinados, en la tonalidad Blanco antiguo. Se trata de un cabecero de baldosas de barro que las interioristas catalanas de Júlia Brunet utilizaron en una habitación abovedada de ensueño.

El espacio en el que se enmarca esta peculiar elección es de por sí mágico. Tiene perfecto sentido que el cabecero de la cama fuese igualmente inesperado. Al usar nuestras baldosas para la mitad de la pared que aloja la cabeza de la cama matrimonial, se consigue proteger la atmósfera rústica y acogedora que envuelve a todo el resto de la vivienda, pero aportando un elemento estilístico vibrante y moderno a la vez que discreto.

Más allá de la decoración: la funcionalidad de un mural de barro

Normalmente, ponemos cabeceros en nuestras camas para separar el espacio de sueño de la pared, para crear armonía estética, o para tener un espacio extra de apoyo para el cuerpo o de almacenaje. 

En el caso de este cabecero, se cumplen todas esas funciones, pero con un extra añadido. En la mayoría de viviendas modernas estas funcionalidades son una elección estética, pero en este caso, era una necesidad inevitable. Como se puede apreciar en las fotos, la habitación, (y todo el resto de la vivienda) es un antiguo establo reformado. Tal y como explican desde el estudio, prácticamente lo único que queda de la estructura original son los muros de piedra.

El imperativo, por tanto, de crear una separación entre la cama y la tosca piedra de la pared no es sólo estético, sino funcional. El estudio lo ha solucionado con un muro a media altura que llega hasta el marco de la única ventana de la estancia, que sirve de estantería en el coronamiento, y de cabecero en el paramento con nuestro Mondrian por encima.  

Otras ventajas: limpieza, ambivalencia, y características del barro cocido

Además de las mencionadas anteriormente, hay otras ventajas en este cabecero de barro cocido. La primera que mencionamos, a colación del punto anterior, es que el hecho de que el cabecero sea una pared libera el uso de la habitación. Si en el futuro se desea cambiar la funcionalidad de la estancia y convertirla en otro tipo de espacio, el cabecero de barro se convierte en otra cosa. Puede ser la pared de una oficina, de una habitación infantil o de una biblioteca y sigue funcionando perfectamente. 

Además de esta versatilidad estética, usar un cabecero de baldosas de barro presenta la ventaja de su fácil limpieza y bajo mantenimiento, y de todas las características positivas que el barro cocido presta a los edificios que habita: soporta el confort térmico de las viviendas, contribuye a regular la humedad, y es un material sostenible, duradero y ecológico. La verdad sea dicha, conocemos pocos cabeceros más meritorios.