Teike Balmaseda, una fusión cálida entre el barro y la madera
Con una oferta gastronómica singular, este restaurante vizcaíno aporta una carta variada en un local acogedor en cualquier época del año
La fusión es una empresa siempre compleja, arriesgada, y en Teike Balmaseda, con un alma tan añeja como el barro y la cálida madera y tan vanguardista como un plato con hendiduras, lo tienen claro. Ubicado, valga la redundancia, en Balmaseda, este restaurante vizcaíno hace bandera de esta idea. Siempre con la creación en la cabeza, pero al mismo tiempo con la tradición y el producto fresco de la tierra encima de la mesa.
Con sus puertas abiertas desde el pasado enero, se trata de un equipo joven que, no obstante, tiene bien arraigadas sus raíces. Prueba de ello es la una de las joyas de la corona de la carta, la putxera, o también llamada olla ferroviaria, y que se sirve cada semana entre los comensales de Teike. Un guiso puramente de Euskadi, con una historia rocambolesca en su origen, pero que viene a servir de referencia, tanto al paladar como a los ojos, de lo que se busca en este restaurante.
Ilusión, ganas, pero también una fuerte voluntad de deleitar con una carta que bebe tanto del ayer como del hoy. En su carta igual se pueden encontrar raviolis de perdiz escabechada y gazpacho de aguacate, como carrilleras de atún rojo con bizkaína de chiles. Todo, además, en un menú degustación muy asequible y que invita a conocer en toda su amplitud las paredes de este rincón norteño.
Entre el barro y la madera
Porque si, evidentemente, como restaurante, lo más importante no deja de ser la carta y sus menús, el espacio que se ha creado para darle cobijo no se queda atrás. Y este es otro de los puntos fuertes de la propuesta de Teike. Una apuesta por un lugar, sobre todo, acogedor, donde priman los tonos cálidos y los materiales naturales, como la cerámica o la madera. En concreto, uno de esos lugares destacados donde se ve claramente esta forma de entender su arquitectura está en las zonas de la barra y las paredes. Tanto la primera como una de las segundas, están revestidas con losetas del Cuadrado 20 rojizo de todobarro, así como otras de la colección Vélez Bovedilla en tonalidad rojiza, que cuelgan como un ‘cuadro’ en la pared destacada.
El resultado deja a Teike Balmaseda como esa fusión cálida entre el barro y la madera. Entre la tradición y la vanguardia. Entre el impulso de la juventud y la solidez de un proyecto que, sin duda, pasa a ser un enclave perfecto para disfrutar del entorno natural de este rincón del país.