Un bosque urbano en el jardín de casa: el método Miyawaki
Akira Miyawaki es un botánico japonés que no soportó ver cómo los bosques japoneses se volvían cada vez más frágiles, quebradizos e inflamables. En lo que resultaría como un método de crianza de bosque urbano, Miyawaki observó que, ya a mediados de los años sesenta, menos de un 1% de las especies plantadas en los bosques japoneses eran autóctonas.
Algunos de los factores detrás de este problema son: las plantaciones de monocultivos y macrocultivos para su explotación agraria, la reforestación con especies no autóctonas y la invasión de especies importadas.
La inestimable contribución del profesor Miyawaki consistió en la investigación y diseño de un método que permitiese una regeneración rápida, pero también duradera y útil. Y es que, tal y como demostró en sus estudios, cuando un hábitat cuenta con especies autóctonas, es muchísimo más resiliente, estable y resistente.
Los bosques urbanos plantados con este método pueden crecer entre diez y quince veces más rápido que un bosque natural. Además, secuestran el doble de CO2, y son más resistentes a los incendios.
La diversidad es resiliencia
Lo que nos dice la observación, la experiencia y la ciencia, es que si dejamos un pedazo de tierra razonablemente grande sin intervenir en un clima templado, se terminará convirtiendo en un bosque.
Los bosques son naturalmente diversos. La práctica desgraciadamente habitual de colonizar vastas extensiones de terreno con cultivos de una sola especie que desplazan bosques autóctonos nos ha llevado a pensar instintivamente que este tipo de presentación es normal en la naturaleza. Es al revés.
Es altamente inusual que, sin intervención humana, muchos ejemplares de la misma especie monopolicen una porción de terreno. Mucho menos lo hacen manteniendo una distancia simétrica y creciendo todos al mismo ritmo.
El motivo para que la naturaleza elija diversificarse lo máximo posible en el menor espacio disponible, es que esta es la mejor estrategia para sobrevivir. Pensamos que los efectos del cambio climático serán un aumento de las temperaturas extremas que perjudicará nuestros cultivos.
Sin embargo, estamos viendo cada vez más evidencias de que lo que masacra a las plantas no es solo la temperatura (la naturaleza es tremendamente adaptativa), sino los eventos climáticos extremos. Las lluvias torrenciales, violentas rachas de viento, granizo, incendios forestales y desprendimientos de tierra es lo que sentencia no solo a nuestros cultivos, sino a los bosques reforestados con una sola especie.
Cuando encontramos una mayor biodiversidad en un espacio forestal, sabemos que la capacidad de resistencia es mucho mayor. El suelo se retiene mejor, los incendios tienen más dificultades para avanzar, y cuando se produce una catástrofe, la zona se recupera y regenera hasta diez veces más rápido.
El uso inesperado para bosques urbanos de una práctica ecológica
En un principio, este método se desarrolló como una forma de reforestación eficiente para zonas dañadas por incendios, sequías, explotaciones agrarias, etc.
Sin embargo, por la increíble eficacia que consigue en el desarrollo de bosques, en Japón se empezó a usar para uso doméstico, y los resultados son espectaculares.
Gracias al método Miyawaki, se puede tener un bosque crecido en el jardín de casa que sea sostenible (es decir, requiere poco riego), y que aguante el paso del tiempo.
Normalmente, un bosque natural tarda hasta cien años en crecer, y puede llegar a tardar mil años en madurar. Sin embargo, una combinación específica de especies autóctonas puede deducir ese tiempo hasta los 10 años.
Es por este motivo que, de unos años a esta parte, las tendencias de landscaping han adaptado el método Miyawaki para crear pequeños bosques dentro de terrenos privados que conviertan los jardines de atrás en el territorio del ensueño más absoluto. Y es que tener un bosque en casa no es tan difícil.
Cómo plantar un bosque urbano en el jardín de casa
El método Miyawaki es muy sencillo. Consiste, en términos simplificados, en imitar tanto como sea posible las condiciones en las que se desarrolla un bosque primigenio.
Para tener un pequeño bosque urbano en tu patio trasero no son necesarios demasiados requerimientos. Prácticamente cualquiera puede hacerlo.
Ni siquiera hace falta que tengas un gran terreno: el método Miyawaki se ha probado con éxito en espacios de hasta 3×3 metros.
- Haz una investigación previa de qué especies crecen de forma autóctona en tu zona. Las plantas saben dónde viven, y a través de olas y olas de adaptación, como cualquier ser vivo han aprendido a aprovechar los recursos ambientales al máximo. No incluyas palmeras en tu jardín si vives en Noruega ni coníferas en el sur de España. Acércate a tu vivero local, y hazte con una plantación diversa de especies autóctonas.
- Prepara el suelo. Mezcla materiales vegetales que aumenten la permeabilidad del suelo: cáscaras de cereales, restos de poda, astillas de madera, etc. Acércate a algún negocio local que produzca estos residuos (alguna plantación agrícola, carpintería, fábrica, etc.) para adquirir el material. Añade abono en una capa superior.
- Divide tus plantas según la altura que vayan a alcanzar en su madurez. Las capas de los bosques se clasifican por altura de las especies, que pueden estar a ras de suelo, o ser matas, arbustos, árboles de media altura, de gran altura o enredaderas. Distribuye tus plantas de forma que no coincidan dos plantas de la misma especie ni de la misma altura de forma contigua.
- No sigas un patrón para plantar. Puedes dividir el suelo en cuadrantes para organizarte mejor, pero no dejes un espaciado simétrico entre las plantas. Recuerda que la idea es imitar las condiciones de un bosque natural.
- Riega tu bosque una vez al día, y mantenlo libre de malas hierbas durante los primeros dos años. Te sorprenderá la velocidad con la que puede crecer, y en apenas una década será un sistema autosostenible: es decir, se cuidará solo.
Bosque urbano con el método Miyawaki y la isla de biodiversidad alboránica: dos soluciones basadas en la naturaleza
Como ya nos dijo el doctor Salvo Tierra (quien, por cierto, nos habló por primera vez del método Miyawaki), existe un movimiento creciente entre el ecologismo de soluciones basadas en la naturaleza.
Se trata de encontrar medidas reparadoras y preventivas de desastres y cambios climáticos en la naturaleza. Este movimiento no trata de inventar nada nuevo, sino de observar qué hace la naturaleza de forma espontánea para regenerarse, extraer patrones, e implementarlos a nivel local y global.
Eso mismo es lo que hemos hecho en el tejar de todobarro con la implementación de nuestra isla de biodiversidad alboránica. De hecho, nuestra isla tiene muchas cosas en común con los bosques urbanos del método Miyawaki. Ambos modelos se apoyan en el uso de especies autóctonas, tienen en cuenta factores bioclimáticos y tienen efectos regenerativos en el entorno.
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