La evolución del proyecto que convertirá los sedimentos del Guadalquivir en elementos bioclimáticos
Avanzamos en el proyecto que junto con la Autoridad Portuaria de Sevilla estudia convertir los sedimentos del Guadalquivir en material cerámico
El proyecto innovador que estudia cómo convertir los sedimentos del Guadalquivir en elementos de arquitectura bioclimática sigue su curso. A principios de año, una delegación de la Autoridad Portuaria de Sevilla visitó nuestro eco tejar en Vélez-Málaga para conocer nuestras instalaciones y ver de cerca nuestro trabajo. A pesar de esta grata visita a nuestra sede central, está prevista la creación de un eco tejar en situ para el trabajo en el Puerto de Sevilla. Así minimizaremos la huella de carbono y maximizaremos la eficiencia energética de todo el proyecto.
Aprovechar los sedimentos del Guadalquivir sin aumentar la actividad industrial
Actualmente en la fase de I+D, el núcleo del proyecto se basa en la revalorización de los lodos del Guadalquivir. Al tratarse de un río navegable, de considerable actividad marítima, tiene que ser dragado con regularidad para evitar que la sedimentación provoque a los barcos encallar en su lecho.
La materia resultante de esos dragados (toneladas de lodo y sedimentos), se deposita en las inmediaciones del río. Al ser un volumen de material tan grande, se terminan creando lagunas y médanos en la ribera. Una parte de estos termina funcionando como ecosistema para especies autóctonas y migratorias de avifauna, pero el total es demasiado. Aunque el lodo del lecho del río es un residuo no peligroso, es un desperdicio de recursos naturales que están ahí mismo para ser aprovechados.
Convirtiendo los residuos en recursos
En todobarro estamos estudiando la forma más eficiente de convertir estos residuos en elementos de arquitectura bioclimática. Por ejemplo, convirtiéndolos en bloques de tierra comprimida, o con la inclusión de las arcillas del Guadalquivir en la mezcla con la que hacemos nuestras baldosas y azulejos. Con ellos podremos regenerar los espacios urbanos de una forma no solo sostenible sino eficiente a nivel energético.
Tenemos que repensar con urgencia la forma en la que aplicamos los principios arquitectónicos de nuestros espacios públicos. La cuenca del bajo Guadalquivir es una de las regiones más castigadas por el cambio climático en nuestro país, y proyectos de Economía Circular como este que convierten los residuos en una fuente de materia prima en origen nos ayudan a mitigar las consecuencias devastadoras del aumento de las temperaturas y las crisis de sequía.