Ladrillos para la entrada de un edificio: la Casa Botijo
Nuestros ladrillos para la entrada de un edificio envían un claro mensaje en el último proyecto liderado por la arquitecta Alegría Zorrilla
La firma Ale Estudio de Madrid ha terminado un emocionante proyecto: la Casa Botijo. Se trata de un edificio de viviendas situado en Carabanchel Bajo. El contexto industrial de principios del siglo XX en el que se ubica el edificio se traslada a la estética y a la funcionalidad de los espacios comunes, así como a los materiales. Entre ellos, están nuestros ladrillos para la entrada del edificio.
La interesante propuesta de Ale Estudio consiste en fortificar y proteger una forma de vida que se encuentra en peligro de extinción, pero que aún resiste en este rincón de la capital. Se trata de la relación comunitaria de los barrios: la convivencia entre vecinos y vecinas de una misma calle, de un mismo edificio.
Historia de una escalera: los ladrillos para la entrada del edificio
Este barrio de Carabanchel es de los pocos barrios de Madrid en los que aún se ve a las vecinas sentadas en la puerta de la casa para tomar el sol en invierno y el fresco en verano. Los edificios colindantes son naves industriales de los años 10 y 20, de una sola planta, hechas con ladrillo rojo. Se trata de un lugar parado en el tiempo.
La Casa Botijo es un pequeño edificio de tres viviendas en el que las arquitectas han incorporado un patio interior en el que hacer vida común, y una magnífica celosía que además de aportar grandes beneficios bioclimáticos, desdibuja la línea entre lo privado y lo común. La Casa está pensada para ser un lugar en el que conoces a tus vecinas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la elección de nuestros ladrillos para la pasarela de la entrada nos parece una elección prácticamente poética: es como una invitación a caminar sobre el pasado.
Nuestra textura Antique junto al hormigón armado
El uso de nuestros ladrillos se vuelve aún más interesante cuando se ven en contraste a los otros materiales utilizados, en concreto la puerta de cristal y acero, y las superficies de hormigón armado.
Todas nuestras piezas son sometidas a un proceso de envejecimiento controlado que da como resultado lo que en todobarro llamamos textura Antique. Se trata de un estímulo muy reconocible al tacto, que encontramos en todas esas construcciones de barro cocido antiguas. Con el uso y a lo largo del tiempo, los suelos de barro se van suavizando y puliendo, y proveen las superficies de una textura sedosa y suave. A través de nuestra técnica de envejecimiento, además, podemos detectar todas las impurezas y las piezas defectuosas, pues no resisten el proceso, y así identificarlas y descartarlas fácilmente.
La fachada y entrada del edificio tienen una estética totalmente industrial, pero encontrarnos con ese pavimento de barro antiguo nos lleva directamente a las corralas de antaño, a las viviendas de una sola planta y chimenea en el medio, a las convivencias de la Era Moderna. Se trata, a la vez, de una sugerencia y una invitación para sus habitantes.