Qué es la celosía
Este elemento arquitectónico es conocido por posibilitar mirar sin ser visto desde el exterior y data de la Edad Media
Qué es la celosía. Para qué sirve. Son preguntas recurrentes entre los poco avezados en el diseño de interiores. Su origen, sin embargo, se retrotrae siglos y siglos atrás en la Península Ibérica. Concretamente, fue en el periodo árabe donde quedaron como elementos distintivos. La llamada ‘mashrabiya’, un tipo de ventana mirador datada en las residencias de esta cultura del medievo en España, estuvieron concebidas para dos funciones durante su apogeo. Al menos eso es lo que se deduce de la raíz etimológica de la palabra.
Estos ventanales se ubicaban en zonas que se encontraban siempre en el segundo piso y, por un lado, se cree que proviene de la palabra «beber», por la función de almacenamiento de cántaros de agua. Pero su función, no obstante, aunque esa pudiera ser en un principio, cambió radicalmente con el paso del tiempo y, otros filólogos, insisten en que provendría de la palabra «observar».
Esto tendría su sentido, ante todo, por el hecho de que la conjunción que constituye este elemento arquitectónico propiciaba poder mirar hacia el exterior sin ser visto desde fuera. Informalmente, es más, se conoce este tipo de mirador con el concepto inglés de ‘harem window’ (ventana del harén). Esta y no otra fue la concepción sobre la que entraron como un guante en la cultura árabe.
¿Qué es la celosía? Hay varios tipos
Pero, curiosamente, como todo, la idea de las celosías no vino de la nada. Celosía es una palabra latina, de hecho, y proviene, aquí no hay dudas, de ‘celo’. Lo que se evita es la entrada de la luz. Tanto los visigodos como celtas y germanos ya utilizaban esta técnica arquitectónica para ello. Los materiales utilizados siempre fueron los de la época. El adobe, la madera, el ladrillo o la piedra. O una combinación de ellas. El legado árabe se fosiliza en las formas, siendo las geométricas las más comunes que nos quedan en herencia.
La madera no era especialmente utilizada en las casas musulmanas y en la actualidad este uso se ha quedado más bien para jardinería, donde sirven más bien para la botánica y exteriores. En cuanto al interiorismo, eso sí, se vive en nuestros días una vuelta al pasado, rescatando ese espíritu de juego con la luz. La creación de espacios de intimidad, enarbolada con una concepción contemporánea tuvo su eco en los 70 y, como se suele decir, todo vuelve. Empresas punteras en el sector como todobarro, por ejemplo, pero también muchos otros diseñadores, no escapan a esta mezcla de lo mejor de nuestros antepasados con la sensibilidad estética del presente.