Cales Fonts: todo al blanco en una casa menorquina llena de magia
Ponemos un suelo blanco de barro para la casa de la decoradora Carme Carretero en Menorca
En la profunda fantasía que es esta casa, nos ha tocado el pavimento. Un suelo blanco de barro cocido hecho a mano y con mucho cariño que es un sueño hecho realidad. Este proyecto se sitúa en Es Castell, un pueblecito menorquín cerca de Mahón. Se trata de una vivienda unifamiliar que expresa en su estilo no sólo una intención estética sino toda una filosofía de vida. Siguiendo la línea del trabajo habitual de Carme, esta casa defiende los espacios honestos y sin artificios. El espacio es transparente, directo. No tiene trampas ni escondites. Es un homenaje a las casas tradicionales de los pescadores baleares, a la sencillez y a las cosas duraderas, hechas a mano. Más allá de la retórica, ¿cómo se traduce eso en la práctica? Pues a través de los acabados, del color, y de los materiales.
Un universo blanco para reflejar la pureza mediterránea
Todo en este proyecto es blanco, incluso lo que no lo es. El ventanal del patio, las paredes y el techo encalados y nuestro suelo de barro blanco capturan la luz. Uno no tiene la sensación de estar fuera recibiendo la luz, sino de que es la claridad la que se mete dentro de la casa.
La elección de haber apostado todo al blanco puede ser arriesgada en según qué proyectos. Y es que tenemos asociada la blancura a muchas cosas: a la pureza y la simplicidad, sí, pero también se nos vienen a la cabeza los espacios asépticos, los quirófanos, las salas de espera de los dentistas. Hay que tener arte para coger la monocromía blanca y convertirla en un espacio acogedor. Esto, en nuestra experiencia, tiene que ver con los materiales utilizados (además, por descontado, del buen saber hacer de Carme).
Tal y como contábamos al principio, la intención en esta casa es celebrar la pureza, la sencillez, la simplicidad. Para hacer eso no es imprescindible recurrir a la sabiduría nórdica (que también nos encanta), sino que podemos encontrar la inspiración en los confines de nuestro mar. El estilo mediterráneo tiene su propio lenguaje, y esta casa no hace más que hablar un idioma que conoce bien.
Y es que los materiales utilizados tienen naturalmente una tonalidad clara. Las paredes y techos están, sencillamente, encalados. El blanco de nuestro suelo de barro tiene los matices naturales de una cocción tradicional en horno nazarí. Las notas de color que aporta el mobiliario exudan tradición y artesanía por los cuatro costados: todo lo que hay en la casa está hecho a mano y diseñado para durar hasta la próxima generación. Y se nota. Que todo sea blanco, parece (y ahí está la genialidad del concepto) una casualidad.
Cuando el color y los materiales dialogan con el espacio
La casa es a la vez un espacio abierto y cerrado. Los acabados redondeados y la ausencia casi total de ángulos rectos (típica por otro lado de la arquitectura tradicional balear) dan una sensación de recogimiento tremenda. Con semejante ventanal, las zonas comunes, especialmente el salón, adyacente al patio, podrían haber quedado demasiado vulnerables al exterior. Sin embargo, los techos abovedados, las paredes encaladas, el suelo de barro artesanal y el mobiliario, cuidadosamente seleccionado, transforman el espacio en un acogedor nido. La casa se convierte en el interior de una cueva que de alguna forma es luminosa.
En este proyecto descubrimos la combinación perfecta que nuestros suelos de barro hacen con los productos de Let’s pause, una firma de decoración que sólo trabaja con elementos naturales para hacer piezas únicas que son una verdadera maravilla. Aportan el toque de color en este universo monocromo, consiguiendo resaltar no sólo la belleza de sus lámparas y muebles, sino la profundidad en los matices de nuestro suelo blanco de barro cocido.
Fotografías de María Algara.
Productos en este proyecto:
– Cuadrado 20 tonalidad Blanco Antiguo