Una casa sostenible contra la sequía inspirada en la antigüedad
Una nueva vivienda en el Rincón de la Victoria (Málaga) consigue reducir al mínimo el gasto energético gracias al uso de materiales de construcción de sostenibilidad y la mezcla de tradición y modernidad
Cómo conseguir reducir el gasto energético en nuestros hogares es una de las grandes preocupaciones de cualquier inquilino en la actualidad. La respuesta, a menudo, más que en las cuentas que cada uno pueda hacer a la hora de cerrar el grifo o apagar las luces, está en la composición misma de la vivienda. Sus materiales. De qué está hecha. Hacia ahí van buena parte de las mejores ideas sobre este tema. En Málaga, concretamente en el Rincón de la Victoria, en la urbanización de El Cantal, hay un ejemplo claro. Una casa que, para no morirse de calor todavía en verano, no necesita aire acondicionado. Que aprovecha hasta la última gota que cae en su tejado para evitar gastar innecesariamente el agua ante la sequía recalcitrante. Sostenible, al fin y al cabo. Para el medio ambiente y, a largo plazo, al mismo precio que cualquier otra vivienda de la zona, para el bolsillo.
La idea, explica su arquitecto Pablo Farfán en una entrevista para el periódico El País , tiene de base lo que él denomina como «una nueva arquitectura mediterránea». Una fórmula que emplea, por una parte, el legado arquitectónico que sustenta nuestra tradición para dar, en suma, una vuelta de tuerca a la modernidad. Aljibes, acequias…palabras que propiamente se relacionan con la cultura andalusí, pero que tienen aquí una vigencia imponente. De plena contemporaneidad.
Materiales de construcción de sostenibilidad
La gestión sostenible del agua empieza desde la entrada de la casa. Las baldosas que rodean la vivienda, además de su estética rústica, funcionan como una suerte de «botijo gigante». Es decir, sudan el agua sobrante del baldeo gracias a su porosidad y, en ese proceso, refrigeran el entorno. Lo sobrante también se utiliza. El agua que resta llega a una pequeña red de acequias que lo reconducen hacia un depósito escondido bajo el jardín. Un aljibe que se llena de esa manera con la lluvia y reaprovecha el agua para el funcionamiento mismo de la vivienda.
El funcionamiento es igual para otra partes de la casa. De camino a la terraza , junto a las escaleras, hay precisamente una celosía de bloques triangulares donde se instalará un jardín verticalque, al mismo tiempo que refresca el ambiente, sirve para la bajada del agua con las lluvias.
El truco, por otra parte, para conseguir ahorrar en calefacción o aire acondicionado es sencillo de entender. Utiliza la misma regla del botijo que ya se ha descrito. El material ayuda a mantener tanto el frescor en verano como el calor en invierno. Eso, unido a un sistema de climatización por aerotermia, cuyo gasto es ínfimo comparado con el de un termo, por ejemplo, y la orientación de la casa, tenida en cuenta por Farfán, dan pie a múltiples ahorros tanto para el frío como para el calor. La brisa que llega es gratis y, llegado el invierno, al cerrar la ventana, el gasto tampoco crece en exceso.
Los materiales utilizados (los ladrillos de adobe, bloques de caliza, las baldosas de barro, las celosías con tierra, la cal, el corcho o la madera de pino) tienen a su vez varios argumentos para estandarizarse como alternativas sólidas. La primera, la proximidad. Todos ellos están extraídos en territorio nacional. La segunda, y quizás la más importante: son mucho más ecológicas y prácticas, toda vez que ya se pueden fabricar industrialmente. Su durabilidad, avisa Farfán, es la misma que la que preveían nuestros antepasados árabes: «¿Se ha caído la Alhambra?”, pregunta retóricamente el arquitecto.