En el 50º Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos reivindicamos el ejemplo a seguir que nos dan los elementos naturales
Con las Soluciones Basadas en la Naturaleza como hoja de ruta, el Congreso PARJAP se celebró en Pamplona
El pasado mes de mayo se celebró en Pamplona la quincuagésima edición del Congreso PARJAP, un encuentro auspiciado por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos. Esta entidad representa y pone en contacto a todos los trabajadores, investigadoras, expertos y representantes públicos que trabajan en relación a lo que llaman “infraestructuras verdes”. Es decir, las zonas ajardinadas y de parque de nuestro país.
En esta ocasión, el encuentro ha tenido como foco principal las Soluciones Basadas en la Naturaleza, y se ha puesto de manifiesto la necesidad de empezar a trabajar en ellas desde el propio ecosistema del suelo.
La importancia del suelo que pisamos: cómo crear ciudades que absorban el agua para crear espacios habitables
Pedro Miguel Guerrero, embajador del Pacto Climático de la Unión Europea e investigador de la Cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga, es también miembro de la familia de todobarro, liderando el equipo en la investigación e innovación eco-climática de nuestro trabajo.
Asistió al congreso con una propuesta muy clara para mejorar la habitabilidad de los espacios urbanos: repensar todo el modelo de gestión de agua que tenemos en las ciudades.
Actualmente, nuestras calles y espacios públicos están pensados para canalizar el agua y llevarla hasta el alcantarillado, que a su vez la conduce hasta ríos y mares. Este modelo presenta una miríada de problemas. Por un lado, esas aguas suelen arrastrar consigo todo tipo de residuos y desechos urbanos contaminantes. Y por otro, ponen de manifiesto que el modelo urbanístico llevado a cabo en muchos sitios tiene como prioridad a los vehículos privados (es decir, a los coches), en lugar de a las personas y a la naturaleza.
La apuesta de Pedro, como contó en sus ponencia del PARJAP y a eldiario.es, es la de crear “ciudades esponja” que en lugar de impermeabilizarse, re-absorban el agua. Actualmente se está popularizando el concepto de “islas de confort”, pero Pedro aboga por repensar y cuestionar este concepto, hacia la idea de hacer todo el territorio urbano habitable.
Aplicar los principios de la arquitectura bioclimática para crear ciudades respetuosas con la infancia
Para conseguir que las ciudades sean lugares en los que se pueda vivir tras los efectos devastadores del cambio climático, hay que conseguir “incrementar poco a poco la vegetación”. Para ello no hacen falta solo zonas ajardinadas y parques, sino integrar los espacios verdes en la urbanización del sistema arquitectónico en sí.
Es decir, tenemos que repensar la forma en la que trabajamos con los propios fundamentos de la arquitectura. No se trata solo del diseño del mapa urbano, sino del diseño de los propios edificios y zonas públicas en general. Hay que desterrar la infraestructura gris, dejar atrás la obsesión por impermeabilizar las ciudades.
Para ello, será imprescindible empezar a usar de forma cada vez más generalizada, materiales que toleren la coexistencia con la vegetación y los flujos de agua (y sí, el barro cocido es uno de ellos). Pero, además, Pedro propone trabajar con el respeto a la infancia como brújula. Y es que al adaptar las ciudades a las necesidades de los niños y las niñas, nos estamos asegurando también de que las estamos adaptando para los demás: colectivos vulnerables, personas de la tercera edad, personas en situación de exclusión que no disponen de vehículo propio…
Una vez que ponemos el foco en el suelo, todo lo demás sigue. Si hacemos que el agua encuentre la forma de volver a su sistema de circulación natural, en lugar de terminar en la desembocadura del alcantarillado, contaminando los ríos, nos veremos obligados colectivamente a rediseñar todo el sistema (que, por si alguien no se ha dado cuenta, no funciona).